El índice del dólar (DXY) cae más del 9%: ¿Continuará la tendencia a la baja?

El índice del dólar (DXY) atraviesa en 2025 su peor inicio de año desde 1986, con una depreciación que ya supera el 9 % y que lo llevó a marcar en junio su cota más baja de los tres últimos ejercicios.
¿Cuál será la tendencia futura del índice del dólar? A lo largo de este artículo analizaremos en detalle el comportamiento pasado del DXY e intentaremos pronosticar su evolcuión para la seguna mitad del año.
El índice del dólar (DXY) ha caído un 9% en 2025
El índice dólar (DXY) abrió 2025 alrededor de los 105 puntos para después caer casi sin respiro durante el primer trimestre, marcando su peor inicio de año desde 1986.
[Fuente: Mitrade]
A principios de abril perforó los 98 puntos, nivel que no tocaba desde la primavera de 2022, dejando claro el giro bajista que domina el mercado.
La presión vendedora tiene su origen en los datos del IPC y PCE que se han ido publicando a lo largo del año y que han reforzado la idea de que la Reserva Federal va a recortar tipos antes de diciembre, lo que reducirá la prima de rendimiento que EE. UU. ofrece frente a Europa y Japón. Con esa probabilidad, los gestores han ido cambiando dólares por euros, francos suizos u otras divisas emergentes de alto rendimiento.
El frente político también ha ayudado a agrandar la debilidad del dólar. La Administración Trump anunció una nueva y agresiva politica arancelaria sobre todas las importaciones y un recargo del sesenta por ciento a los productos chinos. Los inversores temieron un repunte inflacionario y represalias comerciales que mermaran la demanda de deuda del Tesoro.
Ese temor se tradujo en salidas constantes de capital. La encuesta mensual de Bank of America mostró que el 55 % de los grandes fondos infraponderaba el dólar en mayo, el nivel más pesimista en dos décadas. El flujo de dinero se desvió a bonos europeos y, sobre todo, a deuda local de mercados emergentes.
Hubo un respiro a comienzos de mayo. Un informe de empleo mejor de lo previsto y la suspensión parcial de los nuevos aranceles devolvieron el interés por el billete verde, y el índice dólar (DXY) rozó los 101 puntos. El alivio, sin embargo, fue efímero.
Nuevos datos de inflación moderada y un déficit fiscal camino del seis por ciento del PIB recordaron que la Fed tendrá que aflojar la política monetaria mientras el Tesoro incrementa la oferta de deuda. El índice volvió a ceder y se situó otra vez por debajo de 99 puntos en pocos días.
La venta se reactivó a principios de junio cuando Trump amagó con un arancel del cincuenta por ciento sobre bienes europeos si Bruselas no cedía en las negociaciones. Esa amenaza coincidió con entradas récord, unos dieciocho mil millones de dólares, en bonos locales emergentes, prueba del apetito por rendimientos reales positivos fuera de EE. UU.
El repunte de la tensión en Oriente Medio ofreció un impulso defensivo: el dólar recuperó tracción como refugio, pero la subida duró poco. Los mismos titulares encarecieron el petróleo y elevaron las expectativas de inflación global, devolviendo el foco a los recortes de la Fed y a la fragilidad fiscal estadounidense.
Pese a la sucesión de noticias, la volatilidad implícita en el mercado de divisas se mantiene por debajo de su media quinquenal, señal de que los operadores prevén un descenso ordenado, no un desplome abrupto.
La depreciación cercana al 9% en lo que va de 2025 revela una pérdida de confianza estructural en la hegemonía macroeconómica de EE. UU. y un giro sostenido hacia alternativas más atractivas en un mundo de crecimiento desigual.
¿Cuáles son los factores que influyen en el movimiento del índice del dólar (DXY)?
1. Las diferencias de tipos de interés:
El comportamiento diario del índice dólar depende, ante todo, de las diferencias de tipos de interés entre Estados Unidos y el resto de las grandes economías.
Cuando la Reserva Federal paga un rendimiento más alto que el Banco Central Europeo o el Banco de Japón, el billete verde resulta más atractivo y tiende a apreciarse; si ese diferencial se reduce, el incentivo se diluye y el dólar pierde fuerza.
2. La política comercial y la situación fiscal:
Un país que recauda más aranceles o gasta por encima de sus ingresos puede disparar la inflación y aumentar la oferta de deuda pública. Ambos factores restan confianza y fomentan la búsqueda de refugio en otras divisas o activos reales, lo que suele traducirse en ventas de dólares.
3. Los flujos de capital:
Cuando los inversores perciben mejores oportunidades de rentabilidad real en Europa, Asia o los mercados emergentes, trasladan fondos fuera de Wall Street y debilitan el índice. A la vez, los bancos centrales diversifican sus reservas: cada vez que incrementan sus tenencias de oro o de otras monedas de reserva, se reduce la demanda estructural de dólares.
4. La geopolítica:
En episodios de tensión bélica o crisis financiera, el dólar se refuerza porque sigue siendo un activo refugio. Sin embargo, si otras monedas refugio, como el franco suizo o el euro, captan parte de esa demanda, el impulso para el DXY resulta más moderado.
En lo que va de 2025, esos cuatro factores han confluido en una auténtica tormenta perfecta para el billete verde. Los diferenciales de tipos se han estrechado, los nuevos aranceles y el déficit federal han elevado la incertidumbre fiscal, los flujos se han dirigido hacia bonos europeos y emergentes, y las tensiones geopolíticas solo han ofrecido rebotes efímeros.
El resultado es una depreciación cercana al nueve por ciento, prueba de cómo la combinación de política monetaria, fiscal, movimientos de capital y riesgo global puede golpear, al unísono, al índice dólar.
¿Cuál será la tendencia futura del índice del dólar (DXY) el segundo semestre de 2025?
Empezamos el segundo semestre de 2025 con la misma incertidmbre o incluso más que el primer semestre. Por lo que ya podemos agurar, sin mirar los gráficos por horas que la volatilidad continuará.
[Fuente: Mitrade]
El gráfico de cuatro horas muestra que el índice dólar lleva tres semanas atrapado en una franja estrecha: cada vez que se acerca a 97 puntos surgen compras y rebota, y cuando roza 99 puntos aparecen ventas y retrocede. Esa franja actúa como suelo (97) y techo (99).
La línea naranja del gráfico es la media móvil de 20 periodos y nos indica la tendencia a corto plazo. El precio está apenas por encima de ella, lo que indica un impulso alcista moderado, pero mientras no se supere con claridad el techo de 99 puntos no hay cambio de tendencia de fondo.
Las bandas azules que envuelven la curva son las Bandas de Bollinger. Cuando las velas tocan la banda superior suele señalar que el movimiento está cerca de agotarse; cuando tocan la inferior, que puede venir un rebote. Hoy el índice se sitúa cerca de la parte alta, por lo que el margen de subida inmediata es limitado si no entra dinero nuevo.
El panel inferior es el RSI (Índice de Fuerza Relativa). Marca 61 sobre 100: por encima de 50 hay más compras que ventas, pero mientras no supere 70 no se considera sobrecalentado. En los intentos anteriores, cuando el RSI pasó de 60 la cotización no logró romper los 99 puntos y acabó retrocediendo.
Señales a tener en cuenta:
Señal de fortaleza real solo si el índice del dolar (DXY) logra cerrar por encima de 99, entonces el siguiente obstáculo estaría en la zona 100-100,5.
Nueva debilidad si pierde 97, en ese caso la puerta se abre hacia 96 y el mínimo anual de 95,2.
Por ahora, el precio rebota dentro del mismo rango y la tendencia principal sigue siendo bajista.
El valor del dólar sigue pendiente de dos fuerzas opuestas.
Por un lado, el mercado confía en que la Reserva Federal recorte los tipos antes de fin de año. Esa expectativa quita atractivo a la deuda estadounidense frente a la europea y la japonesa, deprecia el billete verde y empuja a los inversores a buscar rentabilidades más altas en otras divisas y en los mercados emergentes.
Por otro lado, el Tesoro tiene que colocar una enorme cantidad de bonos para cubrir un déficit fiscal que ronda el seis por ciento del PIB. Emitir tanta deuda suele encarecer los rendimientos a largo plazo y, de forma puntual, sostiene la demanda de dólares.
Mientras esos dos factores sigan compitiendo, tipos a la baja frente a abundancia de bonos, el índice se mantendrá sensible a cualquier sorpresa en los datos de inflación o en la agenda política de Washington.
Relación entre el índice del dólar (DXY) y otros mercados
◾ Oro: cada vez que el índice del dolar (DXY) pierde un punto, el precio del oro ha subido, en promedio, un 1,2%. La relación es inversa porque el metal se compra en dólares y resulta más barato para el resto del mundo cuando la divisa cae.
Los bancos centrales han añadido 1.228 toneladas en 2024 y otras 524 entre enero y abril de 2025, por lo que el papel de refugio del oro confima la depreciación del dolar en 2025.
◾ Petróleo: en circunstancias normales un dólar débil encarece el crudo para los compradores con otras divisas y presiona a la baja los precios, pero los cortes de oferta en Oriente Medio han actuado al revés.
Desde el 7 de abril Brent y DXY subieron juntos durante cinco sesiones, algo inusual.
◾ Renta variable de EE. UU.: Cerca del 43 % de las ventas de las empresas del S&P 500 procede del exterior. En ciclos normales, por cada 1 % que baja el dólar, el beneficio por acción de esas compañías tiende a subir un 0,3 %.
Sin embargo, en 2025 la presión bajista sobre la tecnología, los mayores costes de capital y el ruido comercial han pesado más: el Nasdaq Composite pierde aproximadamente un 7 % en lo que va de año, pese a la depreciación del billete verde.
◾ Bitcoin y criptomonedas: Bitcoin suele repuntar cuando el dólar flaquea.
El 21 de mayo alcanzó su máximo histórico de 109.760 dólares, pocos días antes de que el índice del dolar (DXY) tocara su mínimo anual cercano a 97 puntos a mediados de junio, lo que deja una correlación de sesenta días de alrededor de –0,50 entre ambos activos.
◾ Divisas emergentes: monedas con tipos reales altos, como el peso colombiano y el rand sudafricano, se han apreciado más de un 10 % frente al dólar en lo que va de año.
El fuerte diferencial de tipos respecto a Estados Unidos atrae capital hacia su deuda local y, junto con la búsqueda de diversificación y la percepción de políticas monetarias creíbles, impulsa la demanda de estas divisas.
Conclusión índice del dolar (DXY)
El dólar encara el segundo semestre atrapado entre fuerzas opuestas: desaceleración económica, déficit fiscal abultado y estrategia de diversificación de bancos centrales, empujan a una depreciación progresiva, mientras que el riesgo geopolítico, la incertidumbre arancelaria y la prima por liquidez sostienen repuntes tácticos.
Para el inversor esto implica tres actuaciones:
1.Proteger la cartera usando coberturas de divisa o fondos en euros.
2.Aprovechar los rebotes del dólar para añadir gradualmente oro, materias primas y acciones exportadoras.
3.Siguir de cerca las decisiones de la Fed y el déficit de EE. UU.
Cualquier sorpresa puede cambiar la tendencia, así que disciplina y calma son esenciales en un semestre con volatilidad baja pero giros rápidos.
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¿Qué es el índice dólar (DXY)?
El índice dólar (DXY) es la referencia que cuantifica, desde 1973, la fortaleza del billete verde frente a una cesta ponderada de seis divisas: euro, yen, libra, dólar canadiense, corona sueca y franco suizo.
Lleva décadas siendo un termómetro de la liquidez global, una guía para contratos de materias primas y un barómetro del apetito por riesgo de los inversores internacionales.
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