RWE, la mayor compañía eléctrica de Alemania, acaba de realizar una jugada maestra: vender un proyecto de centro de datos en el Reino Unido obteniendo una jugosa ganancia de 225 millones de euros (262 millones de dólares).
Esa decisión supuso un inesperado impulso para los beneficios de la empresa durante los nueve primeros meses del año.
Según Bloomberg, el comprador es uno de esos gigantes de la nube, del tipo que ejecuta herramientas de IA, plataformas de computación en la nube para criptomonedas y cualquier cosa que necesite mucha potencia, pero RWE no ha revelado quién es.
Esta venta inesperada elevó el EBITDA ajustado de RWE en los nueve primeros meses del año hasta los 3.480 millones de euros (4.060 millones de dólares). Esto supone un descenso del 13% interanual, pero aún se sitúa muy por encima de la previsión media de 3.140 millones de euros de los analistas en una encuesta realizada por la propia empresa.
Y lo interesante es que el cash de la operación no llegó al banco hasta octubre, pero RWE lo incluyó igualmente en las cifras de enero a septiembre.
Mientras tanto, las acciones de RWE han subido hasta un 4,6% al cierre de esta edición, alcanzando su nivel más alto desde abril de 2011, según datos de Yahoo Finance.
RWE está aprovechando ese acuerdo de centro de datos como si estuviera impulsada por de Blackwell y un cubo de Red Bull.
Según los analistas de Jefferies, la decisión de RWE de vender tiene todo el sentido. La demanda de computación para IA, que consume mucha energía, está convirtiendo los centros de datos en auténticas minas de oro.
Estos gigantes tecnológicos (como Google, Microsoft, Meta y Amazon) están invirtiendo miles de millones en nuevas infraestructuras, que consumen energía a un ritmo vertiginoso, como si fueran minas de criptomonedas en pleno auge. La infraestructura que vendió RWE es una antigua central de carbón en el Reino Unido.
Michael Mueller, director financiero de RWE, afirmó : “El auge de la inteligencia artificial está impulsando la demanda mundial de electricidad y, por lo tanto, la demanda de energías renovables”.
Y no le falta razón. Según Barclays, los cinco mayores hiperescaladores están en trac de duplicar sus en centros de datos para 2027, alcanzando los 500.000 millones de dólares anuales.
A principios de este año, RWE recortó 10.000 millones de euros de sus planes de inversión en tecnología verde, alegando el aumento de los costes de los proyectos, especialmente en (como era de esperar) Estados Unidos.
Mientras todo esto sucede, hablemos de quién controla realmente RWE, porque, sorprendentemente, los inversores minoristas controlan el 52% de la compañía, según datos de Bloomberg, mientras que las instituciones poseen el 39%, una señal típica para una gran empresa energética. Sin embargo, no hay fondos de cobertura a la vista, y el mayor accionista individual es Qatar Holding LLC, con el 9,2% de las acciones. Le siguen los dos siguientes accionistas con el 5,3% y el 4,9%, respectivamente.
Incluso Capital Group, la gestora de activos estadounidense, acaba de adquirir una participación del 3% en RWE.
Pero ante el aumento de los riesgos del proyecto y la creciente dificultad para predecir la rentabilidad, no tuvo más remedio que recortar los gastos superfluos de su presupuesto, que ascendía a unos 10.000 millones de euros.
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