El Dólar estadounidense (USD) cotiza con ligeras pérdidas en 103.25. Esta ligera caída se produce en el marco de una sesión tranquila que se anticipa a una semana repleta de acontecimientos.
La economía estadounidense sigue siendo robusta, con datos consistentemente firmes que sugieren un crecimiento potencial en el cuarto trimestre y una probable estabilidad en el primer trimestre de 2024. En cuanto a la Reserva Federal, las expectativas del mercado se han ajustado, y el mercado anticipa aproximadamente 125 puntos básicos (pb) de flexibilización en el transcurso de 2024, frente a los casi 175 pb anticipados anteriormente, que dieron al Dólar un impulso a principios de enero. El Gasto en Consumo Personal subyacente (PCE) puede dar forma a las expectativas a corto plazo de la Fed y se publicará el viernes.
El índice de fuerza relativa (RSI) en territorio positivo y plano apunta hacia una postura neutral en la dinámica actual del mercado, sin inclinarse claramente ni hacia compradores ni hacia vendedores. Par con las barras verdes planas de la divergencia de convergencia de media móvil (MACD), esto sugiere un impulso alcista menor esperando en las alas para el DXY, sobre todo porque implica un mercado de vendedores en disminución.
El Posicionamiento del DXY en relación con las medias móviles simples (SMA) proporciona una imagen más detallada de la tendencia del mercado. La presencia por encima de la SMA de 20 días revela que los compradores tienen el control básico a corto plazo. Sin embargo, el posicionamiento del DXY por debajo de las SMA de 100 y 200 días indica que los vendedores mantienen el dominio a largo plazo.
Niveles de soporte: 103.20, 103.00, 102,80.
Niveles de resistencia: 103.40 (SMA de 200 días), 103.60, 103.80.
El dólar estadounidense (USD) es la moneda oficial de los Estados Unidos de América, y la moneda "de facto" de un número significativo de otros países donde se encuentra en circulación junto con los billetes locales. Según datos de 2022, es la divisa más negociada del mundo, con más del 88% de todas las operaciones mundiales de cambio de divisas, lo que equivale a una media de 6,6 billones de dólares en transacciones diarias.
Tras la Segunda Guerra Mundial, el USD tomó el relevo de la libra esterlina como moneda de reserva mundial. Durante la mayor parte de su historia, el dólar estadounidense estuvo respaldado por el oro, hasta el Acuerdo de Bretton Woods de 1971, cuando desapareció el patrón oro.
El factor individual más importante que influye en el valor del dólar estadounidense es la política monetaria, que está determinada por la Reserva Federal (Fed). La Fed tiene dos mandatos: lograr la estabilidad de precios (controlar la inflación) y fomentar el pleno empleo. Su principal herramienta para lograr estos dos objetivos es ajustar las tasas de interés.
Cuando los precios suben demasiado deprisa y la inflación supera el objetivo del 2% fijado por la Fed, ésta sube los tipos, lo que favorece la cotización del dólar. Cuando la Inflación cae por debajo del 2% o la Tasa de Desempleo es demasiado alta, la Fed puede bajar las tasas de interés, lo que pesa sobre el Dólar.
En situaciones extremas, la Reserva Federal también puede imprimir más dólares y promulgar la flexibilización cuantitativa (QE). La QE es el proceso mediante el cual la Fed aumenta sustancialmente el flujo de crédito en un sistema financiero atascado.
Se trata de una medida de política no convencional que se utiliza cuando el crédito se ha agotado porque los bancos no se prestan entre sí (por miedo al impago de las contrapartes). Es el último recurso cuando es poco probable que una simple bajada de las tasas de interés logre el resultado necesario. Fue el arma elegida por la Fed para combatir la contracción del crédito que se produjo durante la Gran Crisis Financiera de 2008. Consiste en que la Fed imprima más dólares y los utilice para comprar bonos del gobierno estadounidense, principalmente de instituciones financieras. El QE suele conducir a un debilitamiento del dólar estadounidense.
El endurecimiento cuantitativo (QT) es el proceso inverso por el que la Reserva Federal deja de comprar bonos a las instituciones financieras y no reinvierte el capital de los valores en cartera que vencen en nuevas compras. Suele ser positivo para el dólar estadounidense.