Estados Unidos y Suiza han finalizado un acuerdo arancelario que reduce los aranceles de importación de un exorbitante 39% al 15%, según CNBC .
Esto se produce tras meses de tensas negociaciones que comenzaron en abril, cuando la Casa Blanca, bajo ladent de Donald Trump, amenazó por primera vez con imponer fuertes aranceles después de que fracasaran las conversaciones iniciales de Suiza con funcionarios estadounidenses.
El nuevo acuerdo equipara los aranceles suizos con los aplicados a los productos de la Unión Europea, poniendo fin a una disputa que había estado tensionando una economía suiza ya de por sídent del comercio.
El representante comercial de Estados Unidos, Jamieson Greer, confirmó el viernes por la mañana que los dos países “han llegado esencialmente a un acuerdo”.
Según declaró en el programa “Squawk Box” de CNBC, este avance incluye importantes compromisos de fabricantes suizos para trasladar la producción directamente a Estados Unidos.
«Van a trasladar gran parte de la producción manufacturera a Estados Unidos: productos farmacéuticos, fundición de oro, material ferroviario», declaró Jamieson, añadiendo que este cambio beneficiará a las fábricas estadounidenses. Más adelante se publicarán detalles adicionales en el sitio web de la Casa Blanca.
El gobierno suizo también publicó información sobre el acuerdo en X, indicando que el anuncio oficial se realizará a las 16:00 hora local. Se espera que en ese momento los funcionarios expliquen cómo el país planea equilibrar el comercio entre ambas economías en el futuro.
Pero lo realmente importante del acuerdo es que, a cambio de aranceles más bajos, Suiza comenzará a producir muchos de sus productos de alta exportación, como productos farmacéuticos y metales preciosos, en territorio estadounidense, lo que ayudará a reducir el desequilibrio comercial que originó la disputa.
Jamieson afirmó que la administración Trump mantendrá “un arancel” porque la Casa Blanca quiere seguir presionando a los países con grandes superávits.
«Tenemos que controlar defi afirmó . La estrategia consiste en facilitar el acceso solo si el país socio contribuye activamente a corregir el desequilibrio. En este caso, Suiza se compromete a construir dentro de Estados Unidos en lugar de simplemente importar mercancías.
Un ejemplo que mencionó fue Roche, la importante farmacéutica suiza, que a principios de año se comprometió a invertir 50.000 millones de dólares en sus operaciones en Estados Unidos. Esta medida se interpretó como una señal de que Suiza estaba dispuesta a cooperar antes de que los aranceles paralizaran por completo su maquinaria exportadora.
El arancel del 39%, anunciado por Donald Trump en julio, entró en vigor después de que una delegación suiza no lograra llegar a un acuerdo durante las negociaciones de último minuto en Washington.
Esa sanción se convirtió rápidamente en una de las más altas impuestas por la administración a cualquier país. El golpe fue contundente.
El mes pasado, las autoridades suizas revisaron a la baja sus previsiones de crecimiento económico para 2026, atribuyendo la caída a la “pesada carga” de los aranceles estadounidenses.
Las principales exportaciones de Suiza —relojes, productos farmacéuticos y metales preciosos— se vieron gravemente afectadas. Otros sectores, como el de los artículos de lujo, el chocolate y el cuidado de la piel, también sufrieron las consecuencias. Sin embargo, el acuerdo del viernes podría brindar cierto alivio, incluso si se mantienen parcialmente los aranceles.
Y el mercado reaccionó. Tras la noticia, el franco suizo subió un 0,4% frente al dólar estadounidense, lo que indica un optimismo cauto.
Queda por ver si los nuevos planes de fabricación se materializarán con la suficiente rapidez como para evitar mayores daños. Pero, por ahora, ambas partes han llegado a un acuerdo y Suiza puede respirar… un poco.
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