Las acciones de Intel subieron un 86% durante el año después de una avalancha de dinero nuevo del gobierno de Estados Unidos, Nvidia y SoftBank, además de la contratación de un nuevo CEO.
Pero la empresa llegó al año 2026 sin un solo cliente externo importante para su negocio de fundición, que sigue perdiendo dinero.
El analista de MorningStar, Brian Colello, dijo que Intel terminó el año con "cierto optimismo de que serán un fabricante de chips relevante en los EE. UU." en algún momento", pero también dijo que todavía no había ningún gran acuerdo que mostrara prueba de ese progreso.
La historia de la compañía hace que su lucha actual sea aún más impactante. Intel creó los primeros microprocesadores y el diseño x86 que moldeó la informática moderna. Su cofundador, Gordon Moore, creó la Ley de Moore, que guió la innovación tecnológica durante décadas.
El resto de la industria adoptó el modelo fabless hace años, pero Intel siguió fabricando sus propios chips. Esta decisión se convirtió en una debilidad tras años de errores que la dejaron por detrás de TSMC.
A medida que Intel perdió participación en las CPU utilizadas en servidores, computadoras portátiles y de escritorio, su fabricación perdió escala, lo que hizo que el negocio de fundición fuera aún más difícil de sustentar.
Los últimos cuatro años bajo el mando del ex director ejecutivo de Intel, Pat Gelsinger, fueron difíciles, ya que su plan de abrir la fundición a clientes externos requería un gran gasto y el largo plazo ahuyentó a los inversores.
Entonces, la junta directiva de Intel expulsó a Pat a fines de 2024 y trajo a Lip-Bu Tan en marzo de 2025. Hasta ahora, Lip-Bu ha mantenido la mayor parte de la antigua estrategia, pero utilizó un tono más tranquilo, costos más ajustados y una gran red de contactos en la industria para calmar los nervios en Wall Street.
Ese cambio ayudó, pero el verdadero impacto llegó cuando el gobierno de Estados Unidos invirtió 9 mil millones de dólares en la empresa. El dinero llegó a través de la Ley CHIPS, pero la aprobación se produjo justo después de una disputa entre Lip-Bu y la administración de Trump sobre los vínculos comerciales del CEO con China.
Las autoridades federales han presionado con fuerza para trasladar la fabricación de chips a EE. UU. desde que la pandemia expuso los riesgos de la cadena de suministro vinculados a Taiwán. La creciente tensión con China, incluido el temor a un conflicto con Taiwán,tronla presión.
El analista de Technalysis, Bob O'Donnell, dijo que los semiconductores eran vitales tanto para la economía como para la seguridad nacional y agregó que Intel tenía la infraestructura más grande con sede en Estados Unidos.
Los críticos argumentaron que la inversión demostraba el avance de Estados Unidos hacia el capitalismo de Estado bajo el gobierno de Trump, afirmando que el gobierno ahora tenía intereses contrapuestos, tanto como regulador como accionista. Los analistas afirmaron que la nueva participación federal del 10% podría otorgar a Intel mayor peso en las negociaciones comerciales. Otros señalaron que Washington podría incluso presionar a grandes empresas como Apple para que utilicen las fábricas de Intel.
SoftBank invirtió 2 mil millones de dólares y Nvidia 5 mil millones. Estas inversiones ayudaron a la compañía a frenar sus cuantiosas pérdidas. Sin embargo, el acuerdo con Nvidia no incluía un acuerdo de fabricación de sus chips, lo que limitó el impacto.
El futuro de Intel depende ahora de convencer a clientes externos para que confíen en sus nuevos procesos de fabricación. Nvidia, Apple y Qualcomm son objetivos prioritarios, pero todos ellos también compiten con los productos de Intel y ya trabajan con TSMC.
TSMC está construyendo una capacidad de 165 000 millones de dólares en EE. UU., lo que debilita la posición de venta geopolítica de Intel. El proceso 18A de la compañía, antes promocionado entre usuarios externos, ahora se utiliza principalmente para sus propios chips, como Panther Lake para PC y Clearwater Forest para centros de datos.
Los analistas dijeron que el éxito de estos productos transformará completamente la demanda de los próximos procesos, llamados 18AP y 14A.
Los rumores sugieren que Apple podría usar el proceso 18AP para sus chips de gama más baja, pero no hay nada confirmado.
El analista BNB Paribas, David O'Connor, afirmó que Intel tiene entre 12 y 18 meses para conseguir un cliente importante de 14A, y calificó este proceso como "la clave para el éxito o el fracaso de Intel en el negocio de la fundición". También indicó que la compañía podría incluso abandonar la fabricación si 14A fracasa.
Otros analistas prevén una recuperación mucho más lenta. El analista de Bernstein, Stacy Rasgon, afirmó que tardó una década en quebrar la empresa, por lo que no había motivos para esperar una solución en menos tiempo.
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