El mundo está cambiando de un orden liberal liderado por EE. UU. a un orden multipolar basado en 'la fuerza hace el derecho'. La política exterior de Trump rechaza el multilateralismo en favor de un juego de suma cero de 'colusión de grandes potencias'. Los escenarios futuros podrían incluir un multilateralismo continuado sin EE. UU., o un sistema paralelo liderado por China, informa el economista de Standard Chartered Philippe Dauba-Pantanacce.
"A medida que los conflictos geopolíticos y la inestabilidad dominan el ciclo de noticias, damos un paso atrás para poner los eventos actuales en el contexto más amplio del cambiante orden mundial. Esta transición ha estado en marcha durante años y es altamente volátil; a medida que el mundo se vuelve cada vez más multipolar, aún no ha encontrado un nuevo equilibrio claro, lo que da lugar a un aumento de los conflictos armados y la competencia geopolítica. El gradual ascenso económico, político y militar de las potencias de mercados emergentes ha coincidido con la retirada progresiva de EE. UU. de su papel como líder de un orden liderado por Occidente. Este cambio también ha coincidido con un aumento en los conflictos violentos y otras crisis. Si bien el desapego de EE. UU. con el resto del mundo comenzó bajo la presidencia de Obama, ha tomado un giro diferente -mucho más agudo- en la era Trump."
"Los períodos históricos pasados en los que el mundo carecía de una única potencia dominante pueden proporcionar pistas sobre cómo podría ser el nuevo orden. Pero el camino es incierto, tanto en su dirección como en su capacidad para ofrecer un nuevo equilibrio estable. Algunos académicos se han convergido en la idea de bloques regionales con intereses compartidos, reemplazando la convergencia global que caracterizó la era posterior a la Segunda Guerra Mundial. Otros ven la aparición de esferas de influencia, con 'la fuerza hace el derecho' como principio rector."
"El precedente histórico muestra que tal modelo descentralizado es inherentemente defectuoso, ya que carece de mecanismos para la resolución pacífica de disputas y tiende a fomentar condiciones para la expansión imperialista, mientras no resuelve las diferencias ideológicas. Esto favorece la inestabilidad y el conflicto -algo que el orden posterior a la Segunda Guerra Mundial que se desafía hoy ha tratado de contener (a pesar de sus defectos y de las críticas de que está centrado en valores occidentales)."