La economía china muestra nuevos indicios de desaceleración: la inversión en activos fijos ha alcanzado mínimos históricos y las fábricas producen menos. Esta caída de la inversión, que abarca tanto proyectos privados como públicos, refleja la profundización de los problemas estructurales de la economía china.
Según la Oficina Nacional de Estadística, la desaceleración está afectando a la inversión, el gasto, el comercio y la producción industrial, lo que genera preocupación sobre la capacidad del país para controlar su economía.
Las inversiones inmobiliarias están disminuyendo rápidamente debido a que los promotores registran menos ventas , menor disponibilidad de capital para préstamos y un aumento en los proyectos de vivienda sin terminar. Al mismo tiempo, las empresas están preocupadas por la débil demanda tanto nacional como internacional, por lo que están reduciendo su inversión en nuevos proyectos. Los expertos afirman que estas debilidades podrían tener un impacto duradero en el país durante muchos meses si el gobierno no las aborda con prontitud.
Las fábricas tienen ahora menos pedidos, por lo que producen menos, ya que la producción industrial aumentó solo un 4,9 % en octubre, por debajo del crecimiento del 6,5 % registrado en septiembre. Algunos analistas sugieren que las fábricas trabajaron más intensamente en septiembre para completar los pedidos antes del puente, lo que explicaría la mayor desaceleración observada en octubre. Sin embargo, este descenso demuestra que el sector industrial está perdiendo dinamismo.
China depende de la demanda interna porque sus ventas en el extranjero han disminuido. La demanda global se ha debilitado debido a los problemas económicos que enfrentan otros países, y los analistas señalan que la combinación de la debilidad interna e internacional dificulta la recuperación de las empresas.
Los consumidores también están gastando menos debido a los bajos salarios en la economía en recesión. La mayoría de las familias están preocupadas por la seguridad laboral, el crecimiento de sus ingresos y el mercado inmobiliario, por lo que están gastando menos, lo que a su vez reduce la inversión en nuevos bienes y servicios. Las ventas minoristas aumentaron solo un 2,9 % en octubre, marcando el quinto mes consecutivo de desaceleración del crecimiento.
Los economistas sugieren que el gobierno puede aumentar los subsidios para electrodomésticos, coches eléctricos y ciertos servicios. Sin embargo, China necesita cambios a largo plazo para que los hogares se sientan más seguros, por lo que los legisladores deben mejorar el bienestar social, la distribución de la renta y la seguridad laboral.
Los problemas tanto internos como internacionales están afectando el crecimiento de China, pero el gobierno está actuando con cautela en lugar de precipitarse para impulsar la economía. Las empresas se enfrentan a la incertidumbre sobre el futuro debido a los cambios económicos y las reformas; como resultado, muchas compañías no están invirtiendo en nuevos proyectos ni contratando personal adicional. Los consumidores también están ahorrando más y gastando menos porque la creación de empleo es lenta y los ingresos aumentan poco, lo que a su vez lastra la economía.
Las tensiones comerciales con Estados Unidos también agravaron la situación. Sin embargo, el presidente dent y Xi llegaron a un acuerdo a finales de octubre que podría contribuir a reducir los aranceles e incrementar las exportaciones en el futuro. No obstante, incluso con este nuevo acuerdo, la demanda de otros países sigue siendo impredecible.
Los socios comerciales de China en Europa también han expresado su preocupación por el volumen de productos chinos que ingresan a sus países, lo que podría generar fricciones futuras en el comercio mundial. Asimismo, podría limitar la capacidad de China para vender a algunos países, ya que estos también desean reducir su dependencia del país asiático.
La Oficina Nacional de Estadística de China afirmó que las autoridades «apoyarán activamente la implementación» de las políticas vigentes. Esto significa que el gobierno es prudente y desea evitar un endeudamiento excesivo. Sin embargo, a pesar de estas promesas, Pekín ya ha respaldado en las últimas semanas proyectos de estímulo por un valor aproximado de un billón de yuanes (141 mil millones de dólares) para infraestructura, gobierno local y otras áreas clave para impulsar la expansión económica.
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