El Euro (EUR) está bajo una nueva presión frente al Yen japonés (JPY) mientras los inversores sopesan la persistente inflación en Japón frente a los datos débiles de consumo e inflación de la Eurozona. Con el Banco Central Europeo (BCE) ya en modo de relajación y el Banco de Japón (BoJ) acercándose a un mayor endurecimiento de la política, el contexto general se está inclinando a favor del Yen.
En el momento de escribir, el EUR/JPY se cotiza por debajo de 164.00, con la siguiente capa de soporte descansando en 163.00.
Los últimos datos de Japón han reavivado las expectativas de un mayor endurecimiento por parte del BoJ. El Índice de Precios al Consumidor (IPC) subyacente de Tokio, un indicador líder de inflación, subió un 3.4% interanual en mayo, en comparación con el 3.5% del mes anterior, mientras que el IPC excluyendo alimentos frescos subió un 3.6%, su nivel más alto en dos años. Los datos mostraron que el aumento fue impulsado por un fuerte incremento en los precios de los alimentos, incluyendo un aumento del 93% en los costos del arroz.
Las ventas minoristas también superaron las expectativas, aumentando un 3.3% interanual en abril, lo que indica que la demanda del consumidor sigue siendo resiliente a pesar del aumento de los precios. La producción industrial se contrajo un 0.9% intermensual en abril, una disminución menor a la contracción del 1.4% esperada, lo que añade evidencia de que la economía de Japón se está manteniendo mejor de lo anticipado.
Juntas, estas cifras han fortalecido el caso para otra subida de tasas por parte del Banco de Japón. Habiendo ya salido de las tasas de interés negativas a principios de este año, el banco central está bajo una creciente presión para normalizar aún más la política, especialmente si la inflación sigue sorprendiendo al alza.
Por el contrario, los datos recientes de Alemania, la economía más grande de la Eurozona, pintaron una imagen más frágil. Las ventas minoristas en abril cayeron un 1.1% intermensual, fallando en las expectativas de un aumento del 0.2%. Aunque la cifra interanual mostró cierta fortaleza con un 2.3%, la fuerte caída mensual generó preocupaciones sobre la salud de la demanda interna.
Los datos de inflación estuvieron mayormente en línea, aunque el Índice Armonizado de Precios al Consumidor (HICP)—la medida estandarizada de la Unión Europea—salió ligeramente por encima de las expectativas, subiendo un 0.2% intermensual y un 2.1% interanual. Aún así, el BCE sigue siendo dependiente de los datos, equilibrando la perspectiva económica con las expectativas de inflación.
La divergencia de políticas entre el Banco Central Europeo y el Banco de Japón se está volviendo cada vez más clara. Mientras el BCE parece dispuesto a continuar reduciendo tasas con cautela en medio de señales económicas mixtas, el BoJ está bajo una creciente presión para endurecer aún más a medida que la inflación gana impulso.
Esta divergencia apoya un sesgo bajista para el par EUR/JPY. Mientras la inflación japonesa se mantenga firme y la actividad económica continúe resistiendo, es probable que el Yen siga apoyado. Mientras tanto, el Euro podría estar bajo más presión si los datos de crecimiento de la Eurozona continúan decepcionando o si el BCE señala la posibilidad de recortes adicionales de tasas.
El Banco de Japón (BoJ) es el banco central japonés, que fija la política monetaria del país. Su mandato es emitir billetes y llevar a cabo el control monetario y de divisas para garantizar la estabilidad de los precios, lo que significa un objetivo de inflación en torno al 2%.
El Banco de Japón se ha embarcado en una política monetaria ultralaxa desde 2013 con el fin de estimular la economía y alimentar la inflación en medio de un entorno de baja inflación. La política del banco se basa en el Quantitative and Qualitative Easing (QQE), o impresión de billetes para comprar activos como bonos del Estado o de empresas para proporcionar liquidez. En 2016, el banco redobló su estrategia y relajó aún más la política introduciendo primero tipos de interés negativos y controlando después directamente el rendimiento de sus bonos del Estado a 10 años.
El estímulo masivo del Banco de Japón ha provocado la depreciación del Yen frente a sus principales pares monetarios. Este proceso se ha exacerbado más recientemente debido a una creciente divergencia de políticas entre el Banco de Japón y otros bancos centrales principales, que han optado por aumentar bruscamente los tipos de interés para combatir unos niveles de inflación que llevan décadas en máximos históricos. La política del Banco de Japón de mantener los tipos bajos ha provocado un aumento del diferencial con otras divisas, arrastrando a la baja el valor del Yen.
La debilidad del Yen y el repunte de los precios mundiales de la energía han provocado un aumento de la inflación japonesa, que ha superado el objetivo del 2% fijado por el Banco de Japón. Aun así, el Banco de Japón juzga que todavía no se vislumbra la consecución sostenible y estable del objetivo del 2%, por lo que parece improbable un cambio brusco de la política monetaria actual.