El alcalde de la ciudad de Panamá, Mayer Mizrachi, provocó entusiasmo y preocupación en las industrias financieras y navieras cuando propuso que los barcos que usan el Canal de Panamá pudieran pagar sus peajes en Bitcoin para obtener un paso prioritario.
Los partidarios dicen que Bitcoin reducirá los retrasos bancarios y las altas tarifas relacionadas con las instituciones financieras tradicionales y, a su vez, ayudarán a Panamá a actualizar sus sistemas financieros, en trac negocio de envío más internacional y brindan a las pequeñas compañías navieras más fácil acceso al comercio global.
Sin embargo, los críticos argumentan que debido a que los precios Bitcoin son altamente volátiles, la política podría exponer a Panamá a nuevas formas de presión regulatoria, riesgo financiero y reacción geopolítica de los países escépticos de la criptografía o temer su papel en la evitación de los sistemas financieros tradicionales.
La pregunta central que enfrenta Panamá es esta: ¿el plan Bitcoin de Mizrachi mejorará el comercio global o el riesgo de arriesgar la economía con un activo volátil e incierto?
Los partidarios dicen que usar cripto permite a las compañías navieras más pequeñas sin un fácil acceso a los grandes bancos para mover bienes más rápido y a un costo más bajo al reducir los pasos de banca lenta.
Una política amigable con Bitcointambién podría también en las empresas de tecnologíatracT, startups blockchain y trabajadores calificados en Panamá, transformando el país en un centro para la innovación digital y el nuevo crecimiento económico.
Del mismo modo, Bitcoin, como moneda global, hace que los pagos sean eficientes para todos los involucrados en el envío porque los usuarios evitan costosos intercambios en dólares o tarifas bancarias. Mizrachi ve Bitcoin no solo como un método de pago, sino como una poderosa herramienta para aumentar el papel de Panamá en el mundo y mantener competitivo al Canal de Panamá en una economía digital donde la velocidad y la tecnología importan más que nunca.
Los críticos advierten que el canal podría enfrentar rápidamente débiles masivos en los ingresos si el precio de Bitcoinse estrella después de que se realiza el pago porque el valor de la moneda puede aumentar o disminuir miles de dólares en un solo día.
Dicen que los peajes del canal generan más de mil millones de dólares cada año para apoyar partes clave del presupuesto de Panamá, y una caída a corto plazo en valor podría desechar la planificación financiera y obligar al gobierno a luchar por los fondos de respaldo.
Bitcoin también se acepta en algunos países y se prohíbe en algunas naciones, mientras que otros estados aún no saben cómo regularlo.
Los críticos argumentan que Panamá corre el riesgo de crear complicaciones legales para las empresas navieras en ciertos países y obligarlos a elegir entre usar el canal o mantenerse cumpliendo con sus leyes. Una vez que suficientes países enfrentan estas opciones, Panamá podría ver una caída en el tráfico del canal.
Los pagos criptográficos dependen de la infraestructura digital que pueda ser vulnerable a los ataques cibernéticos o el error humano, mientras que las transacciones de alto valor que involucran barcos de carga gigantes necesitan sistemas seguros para prevenir fraude, robo y piratería al tratar con transacciones de alto valor.
Los críticos advierten que apresurarse a la adopción Bitcoin podría exponer datos confidenciales o perder fondos a actores maliciosos, y las consecuencias podrían ripple en toda la industria naviera.
sistemas tradicionales de divisas y Bitcoin en paralelo requiere nueva tecnología, capacitación adicional en el personal, controles internos más estrictos y políticas claras para abordar errores o disputas. El Canal de Panamá está experimentando estrés climático, escasez de agua y competencia entre las rutas comerciales, por lo que el flujo de criptomonedas podría ser una exageración para el sistema, y algunos pequeños errores podrían ser muy costosos.
En el corazón del debate hay una gran pregunta: ¿Panamá puede permitirse anclar su motor económico más valioso y confiable a la clase de activos más volátil y menos regulada del mundo? Los críticos argumentan que hacerlo podría convertir una fuente estable de ingresos en una apuesta y exponer a Panamá a choques financieros y políticos que no puede controlar.
Los partidarios de las comunidades criptográficas elogiaron rápidamente la idea como audaz y con visión de futuro porque muestra que Panamá está listo para liderar en lugar de seguir en la economía digital. Dicen que posiciona a Panamá antes que los países que aún debaten la regulación básica de criptografía, y algunos incluso lo comparan con las primeras políticas de Internet que ayudaron a Estonia y Singapur a convertirse en centros tecnológicos.
Los titulares internacionales también destacan el potencial de Panamá para convertirse en el próximo centro global de innovación criptográfica. Los artículos en los medios de comunicación de blockchain y los blogs de finanzas digitales retratan a Panamá como un país dispuesto a experimentar, mientras que otros dudan durante un momento en que muchos gobiernos toman medidas enérgicas contra las monedas digitales en lugar de abrazarlas.
Sin embargo, las instituciones financieras tradicionales en Panamá y en el extranjero argumentan que permitir los pagos Bitcoin para los peajes del canal podría aumentar los riesgos de lavado de dinero (AML) porque tracde transacciones criptográficas puede ser complicada sin una supervisión estricta.
Argumentan que la intersección de los pagos de cripto y infraestructura complicaría la gestión del flujo cash , la auditoría y la coordinación del sistema de pago internacional y representaría una mayor amenaza para la estabilidad y la seguridad que la innovación.
La propuesta también ha desencadenado la controversia política dentro del propio gobierno de Panamá, ya que varios legisladores y funcionarios nacionales acusan al alcalde Mizrachi de sobrepasar su papel. Argumentan que el alcalde está impulsando una agenda financiera arriesgada sin aportes adecuados de asesores económicos, agencias centrales o líderes nacionales. Algunos incluso lo acusan de usar la idea para construir influencia política personal en lugar de servir al interés público.
Panamá sería el primer país en conectar una importante ruta comercial internacional con la criptomonedas, los puertos líderes, las compañías y los gobiernos para contemplar diferentes usos para blockchain y activos digitales en zonas de libre comercio o centros de envío vinculados.
Sin embargo, los riesgos son tan reales como las recompensas porque los vigilantes globales como el Grupo de Tarea de Acción Financiera (FATF) o el Fondo Monetario Internacional (FMI) podrían generar preocupaciones sobre la transparencia, el cumplimiento o el riesgo financiero.
La decisión de Panamá va más allá de Bitcoin y hace una pregunta más importante: ¿pueden los gobiernos nacionales integrar las finanzas digitales en sus sistemas críticos sin romper la confianza global? ¿Pueden modernizarse sin introducir el caos?
Lo que sucede en Panamá podría dar forma a cómo avanzan otras naciones, no solo con Bitcoin sino con la próxima generación de infraestructura digital en el comercio global.
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