Warren Buffett está deshaciéndose de otra enorme cantidad de dinero, esta vez acciones de Berkshire Hathaway por valor de 1.300 millones de dólares, justo cuando se prepara para dejar su cargo como director ejecutivo a finales de año.
El lunes, la compañía anunció que Warren convertiría 1.800 acciones de Clase A en 2,7 millones de acciones de Clase B. De estas, 1,5 millones de acciones se destinarán directamente a la Fundación Susan Thompson Buffett, una organización benéfica que lleva el nombre de su difunta esposa.
El resto, 400.000 cada uno, irá a la Fundación Sherwood, la Fundación Howard G. Buffett y la Fundación NoVo, todas ellas gestionadas por los tres hijos de Warren.
La donación se anunció en la que será la última carta anual de Warren a sus accionistas. Lleva donando gran parte de sus acciones desde 2006, primero a la Fundación Gates y después a fundaciones vinculadas a su familia.
Warren también cofundó la iniciativa Giving Pledge con Bill y Melinda Gates, prometiendo donar la mayor parte de su fortuna antes o después de su muerte. Sin embargo, el año pasado anunció que la Fundación Gates no recibirá más donaciones suyas tras su fallecimiento.
En cambio, su hija y sus hijos administrarán un nuevo fideicomiso benéfico para dirigir el dinero hacia donde consideren oportuno.
Warren, que pronto cumplirá 96 años, dejará finalmente su cargo de director ejecutivo a finales de este año. Ha nombrado a Greg Abel como su sucesor, una decisión que se venía anticipando desde hace años.
Lo que hace diferente esta transición es que Warren también se está alejando del foco mediático que ha seguido cada una de sus palabras durante décadas.
carta del lunes, dijo que ya no escribirá los informes anuales de Berkshire y que tampoco hablará en la junta de accionistas. ¿Pero hay algo que sí mantendrá? La carta de Acción de Gracias que escribe cada año. Es lo único que, según él, seguirá enviando.
Desde 1965, las cartas de Warren han sido un evento clave para los inversores. El tono, los consejos, incluso los chistes; todo ello influyó en la forma en que millones de personas veían la inversión, el capitalismo y la paciencia.
Warren se convirtió en algo raro en el mundo de las finanzas: una persona en la que la gente confiaba incluso cuando no hacía mucho. Y no solo por sus palabras. Se aseguraba de hacerse notar.
En las juntas anuales de Berkshire Hathaway, conocidas como el “Woodstock de los capitalistas”, Warren hacía apariciones por las que sus seguidores hacían cola. Tomaba helados de Dairy Queen, firmaba artículos promocionales, se hacía fotos y mantenía ocupada a la seguridad conteniendo a las multitudes de accionistas que esperaban acercarse.
Mientras Warren acaparaba los titulares con su donación, el mercado también reaccionaba a otro acontecimiento. El lunes, las acciones estadounidenses se dispararon después de que los legisladores del Senado dieran un paso clave para evitar un cierre de gobierno prolongado y caótico, lo que impulsó al mercado a sumar más de un billón de dólares al cierre de la sesión.
El Dow Jones subió 404 puntos, un incremento del 0,9%. El S&P 500 ganó un 1,6% y el Nasdaq se disparó un 2,3%. El repunte fue impulsado por las acciones de inteligencia artificial, como Nvidia, Broadcom y otras en las que los inversores han apostado fuerte.
Incluso Microsoft, que había estado cayendo durante ocho días seguidos, finalmente entró en terreno positivo, sumando casi un 1% y rompiendo su racha de pérdidas más larga desde 2011.
La semana pasada, esas mismas empresas tecnológicas lastraron el mercado. Wall Street estaba nervioso por los altos precios de las acciones de inteligencia artificial, y se notó. Pero ahora que existe una vía para evitar el cierre, los inversores parecen dispuestos a volver a invertir.
Y aunque Warren no realizó ninguna nueva inversión el lunes, su nombre volvió a aparecer en los titulares del día… como de costumbre.
Puede que el Oráculo de Omaha esté “guardando silencio”, pero está claro que seguirá haciendo ruido para siempre.
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