El Banco de Japón (BOJ) parece estar dispuesto a acercarse a otro aumento de tasas, con crecientes divisiones entre los miembros del directorio alimentando la especulación de que una medida podría llegar tan pronto como en octubre.
El Banco de Japón (BOJ), en su reunión del 18 y 19 de septiembre, mantuvo su tipo de interés oficial sin cambios en el 0,5 %. Sin embargo, el resumen publicado el martes de las discusiones de la reunión indicó que dos de los nueve miembros del consejo estaban a favor de un aumento. Uno argumentó que podría ser apropiado volver a subir el tipo de interés oficial.
Otros se opusieron, advirtiendo que la economía estadounidense podría desacelerarse repentinamente aún más de lo previsto, con repercusiones en Japón. Por ahora, la junta ha acordado proceder con cautela.
Los mercados reaccionaron casi de inmediato a la publicación del acta de la reunión. El yen se debilitó frente al dólar, lo que puso de manifiesto el nerviosismo de los inversores sobre la dirección de la política monetaria japonesa. Los rendimientos de los bonos del gobierno subieron ligeramente, ya que los operadores descontaron la probabilidad de un endurecimiento de las condiciones monetarias en el futuro.
Las apuestas del mercado cambiaron rápidamente, y el índice de swaps a un día ahora implica una probabilidad del 70 % de una subida de tipos del Banco de Japón en la fecha del acuerdo del 30 de octubre. Hace apenas unas semanas, la probabilidad de tal movimiento rondaba el 40 %, lo que indica la rapidez con la que la situación ha cambiado drásticamente.
La sorpresa no fue solo la disidencia en sí, sino su origen. Uno de los responsables de la política monetaria más moderados del Banco de Japón, Asahi Noguchi, miembro del consejo, afirmó esta semana que la conveniencia de una subida de tipos era "más que nunca". Noguchi se había resistido a la presión durante años, advirtiendo contra el riesgo de frenar el crecimiento. Su decisión refleja la creciente ansiedad en el consejo sobre los riesgos de mantener una política monetaria demasiado laxa en un entorno de inflación persistentemente alta.
Esta oposición es un punto de inflexión, según los analistas. En un contexto de inflación que supera el objetivo del 2% del Banco de Japón y de acuerdos salariales que muestran impulso, se están consolidando los argumentos a favor de la normalización. Sin embargo, la junta directiva no muestra unidad. Otros se muestran cautelosos, citando el bajo gasto de los hogares y los riesgos globales que podrían obstaculizar la frágil recuperación de Japón.
Esta medida significa que el gobernador Kazuo Ueda, el primer académico en dirigir el Banco de Japón tras asumir el cargo el año pasado, se enfrenta a su prueba más dura hasta la fecha. Hasta ahora, su estilo ha sido gradual, lo que indica que Japón se está alejando de una política monetaria ultraflexible, pero lo hace con cautela y paso a paso. Sin embargo, la división en la junta directiva pone de relieve la fragilidad de ese consenso.
Los inversores y economistas consideran ahora octubre como un momento crucial. Y si el Banco de Japón no actúa para entonces, la presión aumentará. La cuestión no es si Japón volverá a subir los tipos, sino cuándo lo hará.
El Banco de Japón (BOJ) ha mantenido su tipo de interés sin cambios desde julio, cuando lo elevó por primera vez en 17 años. La inflación ha superado persistentemente su objetivo del 2%, impulsada principalmente por el aumento de los precios de los alimentos y la energía. El banco ha declarado que el crecimiento salarial tendría que estar bien encaminado antes de poder comprometerse con confianza dent subir los tipos.
El banco también indicó en la reunión de septiembre que desinvertiría gradualmente sus tenencias en fondos cotizados en bolsa (ETF) y fideicomisos de inversión inmobiliaria (REIT). Los mercados interpretaron esto como otra señal de que el Banco de Japón se acerca a la normalización.
Aun así, la incertidumbre predomina. El panorama global también es inestable, con la desaceleración de China y la economía estadounidense enviando señales contradictorias. Muchos responsables de la política monetaria del Banco de Japón desean conocer las cifras antes de tomar una decisión. La encuesta Tankan sobre la confianza empresarial, que se publicará la próxima semana, y los informes económicos regionales podrían orientar la decisión de octubre.
Hasta el momento, el Banco de Japón se mantiene firme, aunque con una tendencia al alza. Con la inflación persistente y el creciente descontento, octubre podría marcar un punto de inflexión en el experimento japonés de casi 10 años con tipos de interés cercanos a cero.
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