Nvidia registró otro trimestre récord: 46,7 mil millones de dólares en ingresos, un aumento del 56% respecto al año pasado, y 26,4 mil millones de dólares en ingresos netos, como informó la semana pasada.
Se espera que alcance los 54 mil millones de dólares el próximo trimestre. Pero se evidenció una brecha importante: la compañía no ganó ni un solo dólar en China gracias a su chip H20.
La empresa se encuentra ahora en la misma situación que Tesla antes de que BYD la expulsara. Esta es una estrategia classic de Pekín: acoger al forastero hasta que el actor local esté listo y luego excluirlo.
Según la CNBC, Nvidia sigue intentando mantener su negocio en China. No se marchará. Está redoblando la apuesta con un nuevo chip, el B30A, diseñado para evadir los controles de exportación estadounidenses. Según se informa, es más potente que el H20, pero técnicamente sigue siendo legal. Es un chip diseñado para sobrevivir a la política, no al mercado.
Y esto ocurre mientras la compañía ya lidia con restricciones estadounidenses y acusaciones de puertas traseras en sus productos; ninguna de las cuales le ha impedido impulsar su plataforma Blackwell Ultra para centros de datos estadounidenses y aliados. Pero la obsesión con China no ha terminado.
En China, los reguladores exigen a empresas como Alibaba, ByteDance y DeepSeek que expliquen por qué siguen usando equipos Nvidia. Comprar a una empresa estadounidense se considera ahora un riesgo, por su componente político.
Las empresas locales no quieren verse atrapadas invirtiendo en tecnología extranjera mientras Xi Jinping impulsa su plan para el control nacional total del hardware y software de IA. En la sesión de estudio del Politburó de abril, Xi afirmó que la indigenización no era opcional, sino una política nacional.
Esto le ha abierto las puertas a Cambricon Technologies, la respuesta china a Nvidia. Las acciones de la compañía se han disparado, multiplicándose casi por diez en dos años. Obtuvo beneficios este año y está trabajando en su procesador Siyuan 690, que según los analistas podría competir con el H100 y superar al H20, de precio restringido.
Lo que hace que esto sea más que una simple historia de negocios es que Cambricon ya figura en la Lista de Entidades del Departamento de Comercio de EE. UU. Cada chip que vende, cada inversor que capta, se considera en China como prueba de que la tecnología local puede prosperar sin la ayuda estadounidense.
Empresas como DeepSeek han comenzado a desarrollar modelos de IA para chips de desarrollo propio que pronto se lanzarán al mercado. No esperan a que Cambricon alcance a Nvidia. Están avanzando.
Eso es lo que pasó con BYD y Tesla, Huawei y Apple, DeepSeek y ChatGPT. Es el mismo guion. Pekín utiliza empresas extranjeras hasta que sus sustitutos estén listos, y luego cambia la dirección del mercado.
En la última presentación de resultados de Nvidia, la compañía confirmó lo que ya era obvio: no hubo ventas de H₂O en China en el segundo trimestre y no se esperan en el tercero. Los ejecutivos culparon a "problemas geopolíticos", pero no profundizaron, y no era necesario.
La situación no mejoró cuando Howard Lutnick, el nuevo Secretario de Comercio de Estados Unidos bajo ladent de Donald Trump, fue noticia en julio con un comentario que puso en entredicho la tecnología china.
Dijo que la estrategia estadounidense era vender a China "ni lo mejor, ni lo segundo, ni siquiera lo tercero... solo lo suficiente para que [China] se enganchara". Esa cita no pasó desapercibida. Las agencias de seguridad chinas y las empresas estatales la utilizaron para argumentar que comprarle a Nvidia era peligroso y humillante. Destruyó cualquier acuerdo discreto que pudiera haber pasado desapercibido.
Ahora, las empresas locales están bajo presión para rechazar el H20 por completo, lo que significa que Nvidia está siendo presionada por ambos lados. Washington le dice lo que no puede vender. Pekín les dice a los compradores lo que no deben comprar. Y en medio está un fabricante de chips que intenta servir a dos gobiernos con objetivos totalmente diferentes.
Mientras tanto, China impulsa su iniciativa AI Plus. El plan es integrar la IA nacional en todos los sectores de la economía para 2030. Esto incluye una gran inversión en chips locales, memoria de alto ancho de banda e infraestructura informática.
Cambricon es el ejemplo perfecto de ese plan. Si el Siyuan 690 se acerca lo suficiente a Blackwell Ultra, es suficiente. El gobierno de Xi no necesita lo mejor, necesita algo "suficientemente bueno" y 100 % chino.
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