El mundo podría ser capaz de gestionar una producción récord de gas natural licuado. Sin embargo, mucho depende de cómo los gobiernos aborden los objetivos de energía limpia y de si se expanden las fuentes renovables, según una nueva evaluación de la Agencia Internacional de la Energía.
En su informe Perspectivas Energéticas Mundiales, publicado el miércoles, la AIE revisó al alza sus proyecciones de consumo total de gas. Sin embargo, persisten las dudas sobre el destino final de todo este nuevo GNL. Se prevé que las instalaciones de exportación a nivel mundial crezcan aproximadamente un 50% antes de que finalice la década. Esta es la mayor expansión que ha experimentado el sector hasta la fecha. Empresas y analistas de mercado intentan determinar la magnitud y duración de este exceso de oferta.
La agencia analizó varios escenarios distintos en función del ritmo de avance de las transiciones energéticas y los objetivos climáticos. La perspectiva más optimista para la demanda de gas muestra que el consumo mundial de GNL aumentará al mismo ritmo que la oferta hasta finales de la década.
Incluso podría superar ligeramente las capacidades de exportación ya planificadas para 2035. Pero otra proyección que tiene en cuenta untroncrecimiento de las energías renovables prevé un exceso de oferta de GNL en 2030. Ese excedente solo se eliminaría para 2035.
Este periodo de sobreoferta genera riesgos para las empresas que invierten en nuevos proyectos. Los proveedores estadounidenses son los más perjudicados, ya que Estados Unidos es el proveedor y aportará la mayor parte de la nueva capacidad, según el informe. Las plantas más antiguas, con costes operativos relativamente altos en otros países, podrían no ser capaces de competir.
China representa otra incógnita. El país mantiene estrechos lazos energéticos con Rusia, un importante proveedor de gas por gasoducto. Además, existe incertidumbre sobre la demanda futura de GNL en China, según indicó la AIE.
La agencia también modificó sus predicciones anteriores. Afirmó que el consumo mundial de petróleo y gas podría seguir aumentando hasta 2050. Esto supone una ruptura con las expectativas previas de una rápida transición a combustibles más limpios. Asimismo, predice que es probable que el mundo no logre alcanzar los objetivos climáticos.
La organización actúa como organismo de control de la seguridad energética de Occidente. En los últimos años, ha estado bajo presión de Estados Unidos para que se centre en políticas de energía limpia. Eldent Donald Trump ha instado a las empresas estadounidenses a que aumenten aún más la producción de petróleo y gas.
Durante la administración de Joe Biden, la AIE predijo que la demanda mundial de petróleo alcanzaría su punto máximo en esta década. Afirmó que no se necesitaba más inversión en petróleo y gas si el mundo quería lograr su objetivo climático.
El secretario de Energía de Trump, Chris Wright, calificó de «absurdas» las proyecciones de la AIE sobre el pico de demanda. La AIE se financia con las contribuciones de sus países miembros, siendo Estados Unidos el principal contribuyente. Sus análisis y datos son fundamentales para las políticas energéticas de gobiernos y empresas de todo el mundo.
En su informe anual Perspectivas Energéticas Mundiales, publicado el miércoles, la AIE predijo que, de mantenerse las políticas actuales, la demanda de petróleo alcanzará los 113 millones de barriles diarios a mediados de siglo. Esto supone un aumento de alrededor del 13 % con respecto al consumo de 2024.
Se prevé que la demanda mundial de energía aumentará en 90 exajulios para 2035. Esto supone un incremento del 15% respecto a los niveles actuales.
El escenario político actual tiene en cuenta las políticas gubernamentales vigentes, no las aspiraciones de alcanzar los objetivos climáticos.
La AIE utilizó por última vez el escenario de políticas actuales para sus predicciones en 2019. A partir de 2020, cambió a predicciones más acordes con una transición hacia la energía limpia y los compromisos de alcanzar las cero emisiones netas para mediados de siglo. Las perspectivas de este año abandonaron el escenario de compromisos.
La AIE afirmó que tenía previsto evaluar los nuevos objetivos climáticos nacionales para el período 2031-2035. Sin embargo, no se presentaron suficientes planes de estos países como para obtener una visión significativa. En el escenario de políticas declaradas de la AIE, que considera las políticas propuestas pero no necesariamente adoptadas, la demanda de petróleo alcanza su punto máximo alrededor de 2030.
La AIE afirma que sus escenarios exploran un abanico de posibles resultados bajo diversos conjuntos de supuestos. No son pronósticos.
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